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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Tengo gambas, tengo chopitos…



Baila que ritmo te sobra...

Queridos verbeneros del buen comer, como todos bien sabéis se aproximan las fiestas del lugar de origen de algunos de nuestros verbeneros, y hoy queremos hablaros de una parte de ellas, la Feria de Día. En las fiestas de la Charra City brotan como champiñones unas construcciones de las que salen vapores ricos ricos y grasientosos que se conocen popularmente como LAS CASETAS, que estarán plantadas desde el jueves día 5 de Septiembre hasta el 15 del corriente. Ante tamaña novedad no queremos dejar pasar la ocasión para recomendaros la mejor manera de vivirlas y sobrevivirlas.

  1. Lo principal y primordial de estos momentos alegres es que puedes ir de oca a oca paseando por la calle con tu vaso de cerveza, tintorro o cualquier bebida alcohólica que se te ocurra sin ser increpado por ningún miembro de los cuerpos de seguridad del Estado. Esto es lo que más mola de todo, la calle. Y es que los verbeneros somos más callejeros que los ídem de Tele5. Nos gusta que nos de el aire mientras ponemos el buche a punto y eso es así.
    Al fresco todo sabe mejor.
  2. Necesitaréis el plano de casetas donde informan de la ubicación y lo que se sirve en cada una... Naaaaah esto realmente nos da igual, solo es útil para que cuando quedéis con todos los amigotes que vuelven a casa por ferias (que los hay, y muchos, y esto nos encanta) no estéis uno esperando en Boston y otro en California. Caseta del Pakí Pallá, Zona 3. Por ejemplo.
    Reencuentros muy posibles y felices.
  3. No esperéis encontrar grandes logros gastronómicos ni croquembouches de Masterchef. Si pone “Lomo a la nube”, lo más seguro es que sea lomo con un gapo con queso. Hay que entender que somos muchos, y hambrientos, y pesados, y borrachos, y… que no se van a esmerar mucho en nosotros, vamos.
    Triple de nube.
  4. Importantísimo y a colación con el punto 3: Preguntar SIEMPRE  los ingredientes de los pinchos. Si no, te puedes sorprender comiendo vísceras sin haberlo querido cual chamán de tribu prehistórica. Esta historia es tan real que hasta da miedo, palabrita.
    Todo a la plancha.
  5. Id meados de casa. Sí, ya lo sabemos, las cañas son diuréticas, incluso cualquier líquido tiene una vida finita dentro de vuestra vejiga y llegará un momento en que no podáis seguir comiendo sin ingerirlo, pero tendréis que intentarlo. Hay pocos baños y los que hay, como diría un buen amigo, ¡apestan! Aprended desde ya a mear para dentro. Unas horitas de tantra y está hecho.
  6. Hay 96 casetas. Y hay gente intrépida que ha intentado hacerse todas en un día.  Aún no tenemos constancia de un ganador del Premio Guiness del Utus (PGU) en la historia de las fiestas de Salamanca, lo que es deshonroso para los oriundos de la zona. Hubo gente que insistió, pero a la mitad ya no recordaban por cuáles habían pasado y por cuáles no. Si queréis ser ese afortunado, id encargando un hígado de repuesto, un boli para ir tachando en el plano y a madrugar, que cierran a las 00:30 y hay mucho que recorrer. ¡Ánimo valientes! 
    Aspirantes al PGU.
  7. Es bastante fácil que arrimándose a autóctonos de la ciudad acabéis en una caseta donde conozcáis a los estresados camareros. Incluso puede que alguien haya ido al cole o tomado la Primera Comunión con alguno. No soltéis ese contacto, porque esto significa un combo todo bien: nada de comida que haya pasado por el suelo, servicio personalizado y amable, y hasta es posible que se tiren el rollo y una cañita o dos de más, los salaos. Agradecérselo eternamente con reverencias.
    Amigos para siempre wichu wona bi maifreeend.
  8. Si eres vegeta, quédate en casa o sal solamente con el propósito de beber. Entre estos pinchos encontraréis las mil y una maneras de cocinar el cerdo, y de nombrarlo también. Descubriréis partes de este mismo que ni sabíais que existían, pero todas TODAS serán de origen animal (no queremos decir carne por si hay controversia). Las lechuguitas en estas celebraciones respiran seguras en sus huertas. 
    Secreto y abanico ibérico.
  9. No todo lo feo está malo. Hay quien se deja llevar mucho por lo visual y es incapaz de comerse una delicia como es la morcilla con chocolate sin pensar en cosas escatológicas. Cierra los ojos y abre la boca, que decía mi novio madre.
  10. Si no estáis en el punto 7 ni queréis ganar el PGU, haced un simpa siempre que podáis intentad ahorrar, que luego no os llega para la última, ésa que tiene garbanzos con almejas que de todos es sabido que es el pincho más rico de todos (Gloria bendita).
  11. Cerrad los oídos. Me han dicho que todos los años llenan una habitación con monos rabiosos y les dan cds, vinilos y cassettes aleatoriamente por una rendija para ver qué hacen con ellos. Y eso es lo que suena en las casetas. Algún día descubriremos que hay alguien haciéndose rico exponiendo en el MoMA de Nueva York las grabaciones de las reacciones a este experimento.
  12. Pedid siempre bien de piki. Es la salsa de la vida. 
     
    Piki! Piki! Piki!
     Tras estos útiles consejos ya solo me queda deciros que, a pesar de las millones de personas que habrá, seguro que nos encontramos. Y seguro que os encontráis también con ese ex que no veis desde el instituto cuando tengáis toda la boca llena de panceta. Si eres tú, no hace falta que vengas a la caseta de la Tagliatella, Zona 10. 
    ¡Nos vemos, y felices ferias, verbes! 
                                                                                 ...acércate un poquito, Salomé*

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