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domingo, 18 de noviembre de 2012

Y si esta noche quieres ir a bailar...

Un, dos, tres...

... y como Las Grecas en Nochevieja one more time. Esta es la historia de una noche de viernes, que amenazaba con ser tranquila y corta a causa del cansancio del día, pero por la que decidimos apostar  estrenando vestido divino de la muerte y pintándonos el ojo. No estaba ninguna de mis verbeneras, pero sí Salomé la de Chayanne, nuestra mentora, nuestra maestra festiva, de quien lo hemos aprendido todo. 

La noche empezó tranquila. Bar de pincheo, claras, resaca de nuestras acompañantes y pipas. Aunque hace tiempo que no lo practicamos con asiduidad, decidimos hacer la típica parada técnica en El Bolero, bar que necesitaría una entrada aparte para explicar bien su ambiente: luz de tasca, camarero con bigote, fotos viejunas, chupitos de colores. Aunque solemos tener tan clara la elección que ya ni miramos el menú, decidimos guiarnos por el sabio consejo de Salomé, que aseguró haber probado un chupito de niñas que haría nuestras delicias (y que hará las de Maca y la Ye Ye cuando volvamos a juntarnos, no sólo por el sabor, sino por su nombre... Ya sólo queda un mes, babies!). 

Sería injusto culpar a dos inocentes chupitos del resto de la noche, pero como si de una película se tratara, pude ver el clic, el momento en el que la noche iba a transformarse en un verbeneo en toda regla. Y ese momento fue cuando nos vi a las 3 con un chupito en la mano brindando y recordé la escena de la absenta de Moulin Rouge. Esta fue, por supuesto, la versión light de aquello, no os penséis. 

Después de aquello, qué más puedo decir. Imprenta, agua de valencia, temazos, chupitos, muchas risas, nos cierran el bar. Definitivamente hace tiempo que no sabemos irnos a casa cuando toca, y siempre tenemos que esperar a que nos echen. Serenata a la salida, canciones de toda la vida y final de la noche en ese bar donde no contentos con que te tomes esa última cerveza que siempre sobra pero que te pides por alguna razón que se desconoce, te invitan a la segunda...




Así es María


lunes, 12 de noviembre de 2012

Esto es Halloween, esto es Halloween...

¿Qué tendrá esta fiesta que nos gusta tanto a las verbeneras? ¿Será que es un hito en el calendario al coincidir con el cumple de nuestra hermana Salomé la de Chayanne? ¿Será que nos encanta disfrazarnos? ¿Será que siempre nos lo hemos pasado pirata? ¿Será que nos gustan las travesuras? ¿Serán las gominolas y las canciones terroríficas? ¿Será el café?

En cualquier caso, Halloween es un verbeneo obligado para nosotras, estemos aquí o en Laponia. Y este año, aunque separadas, no podía ser menos. La noche comenzó con una fiesta sorpresa a la que la invitada de honor llegó tarde, y es que cumplir años requiere de demasiados compromisos. Atiende el teléfono, abre regalos, come bombones de amaretto... un estrés! Y además, prepara el disfraz. Porque Salomé es de esas que se curran los disfraces, no como nosotras que aunque nos encanta somos más vagas y siempre se nos echa el tiempo encima. La de Chayanne era la más auténtica Marceline de las tres, sin lugar a dudas, con sus mordisquitos en el cuello y su bajo-hacha. Eso sí, en cualquier caso nuestro disfraz era sólo apto para frikis (que siempre gusta, por otra parte). 

La decoración de la Imprenta y la fiesta en sí no defraudó. Cosas ricas de comer entre las que hay que destacar las ya famosas muffins de Maca sabor piña colada, que hicieron las delicias de todos los asistentes. Y, como viene siendo un clásico, litros de agua de valencia a raudales (que los de vampiro a la mañana siguiente duelen, y no nos atrevemos con el nuevo litro azul de la casa) y golosinas monstruosas. 

Decoración imprentera

Un clásico

Chuches vintage

¡Hasta el año que viene! 



 

No olvides que...


Todo esto es tan teenager..


Siempre con el corazón contento