Aaaaay...!!
Como no podía ser de otra manera el fin de semana se merecía
una escapada carnavalera, aunque hay que decir, que estas fechas nos pillaron
casi por sorpresa, ya que en la ciudad de procedencia de las verbeneras, lo que
se dice, espíritu de carnaval, no es que haya mucho…
Pero como cualquier excusa es buena, cogimos la mochila, la
recargamos en San Hacendado y escapada rural que nos preparamos.
Lamentablemente ni la Chica yeyé ni María la de Ricky se pudieron unir, pero puedo
asegurar que estuvieron presentes en cada carcajada y en cada idiotez.
¿Y cómo fue el fin de semana? Pues como deben de ser todos
los fines de semana rurales-verbeneros, y es que parece que hay unos principios
básicos no escritos que todas estas escapadas deben cumplir:
1-
Básico y primordial: mantener el estómago lleno
SIEMPRE, desde la primera bolsa de patatas del primer día hasta la aceituna del
último. Evidentemente en esta norma están incluidos los líquidos, en los que no puede faltar la sangría (hecha en recipiente insospechado). Una clase de
fuerza extraña, o quizá una maldición está detrás de todo esto…
2-
Juegos, juegos, juegos… abre el baúl de los
recuerdos y saca el repertorio.
3-
La bar- ba- coa… no puede faltar.
4-
Maratón de películas chorras y/o dibujos
5-
Excursión al pueblo de turno, que como en esta
ocasión, eran carnavales nos encontramos con el pueblo entero disfrazado,
reunido en la plaza mayor. Egipcios, sevillanas, policías, monjas, curas y
hasta una familia entera de amish, todos, en una conga, bailando cualquier
temazo tocado en la verbena.
6-
Despertares al estilo: QUINTO LEVANTA…
7-
Y sobre todo risas… muchas risas, provocadas por
lo absurdo, qué es lo que mejor se nos dá!
y a vosotros ¿que es lo que nunca falta?
...qué tu cuerpo es pa’
darle alegrías