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lunes, 6 de mayo de 2013

Tú que eres tan guapa y tan lista..

 Un, dos, tres...

Si estás leyendo esto me parece que sobra enumerar las razones por las que asistir a una despedida de soltero MOLA (sobre todo si no es la tuya), así que esa parte me la voy a saltar directamente. El verdadero intríngulis del asunto es cómo hacer que esa noche sea lo suficientemente divertida como para que esa gran amiga tuya que está a punto de cometer el gran error de su vida dé marcha atrás y decida darse a la juerga constante y pasar de su prometido...

¿Cómo? ¿Qué ese no es el objetivo? ¿Entonces para que están las despedidas? No entiendo nada… 

El caso es que lo primero que hay que cuidar para asegurar una buena farra (y esto es aplicable a todas aquellas parrandas programadas) es procurar que la noche anterior sea tranqui…y que se te vaya de las manos. Que que empieces tomando una cerveza vegana y hablando de cómo va a ser el convite y acabes en un bar en Lavapiés a puerta cerrada bebiendo cerveza “súper tostada” que sale de un barril clandestino y cuya autoría se desconoce (también se le puede llamar “catar en exclusiva un nuevo jugo de cebada que en breve será la estrella de todos los grifos”, pero no nos engañemos, era una barrica experimental y sus consumidores – ejem…- conejillos de indias). 



¿Por qué es básico este paso? Porque a todo juergote marcado en el calendario le debería corresponder por ley un previo espontáneo en el que nadie vaya con la obligación de pasárselo bien para, en primer lugar, evitar fracasos no deseados (el clásico "que te quiten lo bailao", por si esa noche no sale como esperabas pues ya te lo has pasado pirata el día anterior) y en segundo lugar -esta sólo aplicable a casos como este en el alguien necesita dejarse las vergüenzas en casa-, para asistir a la verdadera jarana con una resaca lo suficientemente intensa como para que no te enteres de lo que estás haciendo hasta que de repente te veas comiendo sushi en el cuerpo de un teenager vestida de Frida Kahlo. 
 

Y es que sí, amigos. En las despedidas de soltera hace falta un tío que enseñe un poco de carne (porque gusta incluso a las novias vegetas), acompañantes que trabajen el on fire a conciencia y, sobre todo, hacer cualquier cosa como si no hubiera un mañana (aunque lo haya, siempre lo hay, ¡maldita sea!): beber, fumar, bailar, cantar, saltar. Whatever. Son tres cositas básicas para asegurarse el triunfo de la noche. Pero para hilar fino (que es lo que nos gusta a las verbeneras de pro) también es fundamental...
  • Introducirse en un universo paralelo en el que todo el mundo esté de despedida de soltero para olvidar que existe un mundo real y hostil en el que la gente no va disfrazada en grupo ni insulta a los futuros maridos y mujeres ni come postres con formas cochinas.
  • Jugar a adivinar canciones y defender las respuestas con uñas y dientes. Literal.
  • Recopilar complementos de otros disfraces. Hay quien lo llama robar, yo prefiero llamarlo “coleccionismo”.
  • Hacerse súper amiga de personas que no sabes cómo se llaman ni de dónde han salido y a las que no vas a volver a ver (en la medida de lo posible). Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas (o en el Morocco, entiéndase).
  • Visitar lugares en los que suene Sara Montiel, Raphael o Camilo Sesto y los djs tengan un sospechoso parecido con Nancy Travesti.
  • Dejarse llevar por cualquiera que le guste trasnochar (incluso cuando amanece) y acabar en sitios oscuros sin ley donde la gente fuma y te invitan a lo que quieras tomar (que esto en Madrid, para quien no lo sepa, roza lo paranormal). 
 
 
Si al día siguiente te duelen todos los músculos del cuerpo sin excepción, no tienes voz, sientes unas leves ganas de vomitar, tu monedero tiene telarañas, tu móvil fotos con desconocidos y la novia está en un autobús rumbo a Oropesa con un muñeco hinchable como acompañante, es que la despedida ha salido fetén.*

Así es María


*Aclaro que este último paso no fue llevado a cabo en esta ocasión porque esas cosas nunca se sabe cómo van a sentar y si por la tontería una servidora es "desinvitada" al bodorrio del año (en Sevilla, nada menos) y luego no os lo puede relatar, a ver qué hacemos. La de sacrificios que exige la verbena.
 

No olvides que...


Todo esto es tan teenager..


Siempre con el corazón contento