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sábado, 31 de agosto de 2013

Quién pudiera tener la dicha que tiene el gallo...

Un, dos, tres… 

Y nos fuimos a Segovia. El viernes a eso de las 5, la Chica Ye Ye y yo partimos a lo Thelma y Louise hacia las tierras de nuestro nuevo becario. La idea era volver a reunir al Dream Team que lo petó hace más de un mes en Llanes y ganar nuevos adeptos a la causa, pero por lo que sea la convocatoria obtuvo el mismo éxito que en Asturias por lo que a partir de ahora el equipo pasa a denominarse oficialmente “los llaneros solitarios”. 

Temazos-sólo-temazos en el coche para amenizar el viaje por la nacional para ahorrarnos los dos eurazos y medio que vale el tramo de autopista entre Ávila y Segovia (serán careros…) y llegada a la hora mágica, donde el Niño de los Recaos y su colega a.k.a. El Mentiroso de Llanes ya nos esperan birra en mano como no podía ser de otra manera. Con un par de cervecillas en vena (#amistadesbasadasenelalcohol) ponemos rumbo hacia el lugar de trabajo oficial de nuestro becario, que será nuestra humilde morada durante el fin de semana. Soltamos las cosas y nos vamos hacia una calle que tiene nombre por mero postureo porque todo el mundo la conoce como “la calle de los bares”. El bar al que nos lleva el Niño bebe también de este espíritu de llamar al pan, pan y al vino, vino: “El Sitio”. Habiendo cosas más importantes en las que pensar no te vas a poner a romperte la cabeza pensando en un nombre con gancho. 

Allí te dejan sacar la caña y la tapita a la calle, algo que nos gusta e inspira mucho a los verbeneros, que llegamos a acuñar el maravilloso término de “couscousada popular” (aunque parezca que no sirve para mucho le ha dado nombre a un aspirador automático que andaba con una crisis de identidad del copón). De ahí nos vamos a un sitio de cuyo nombre no puedo acordarme, pero que está enfrente de las escaleras de una Iglesia que siempre parece ofrecer alguna función para acompañar la cañita. En esta ocasión un perro fue suficiente para que el espectáculo lo diera la Chica Ye Ye, una gran amante (modo ironía on) de estos bichos. El chuchillo de nombre Lobo acaba por obligar a los llaneros solitarios a cambiar de bar (Lobo: 1, Chica Ye Ye: 0). 

Nos trasladamos a un lugar en el que lo que importa one more time es lo que tiene justo enfrente: “Convenio de Mininos” (o Convento de Mínimos, depende de si ese día has decidido ponerte las lentillas o no). Con la cerveza que llevamos en el cuerpo a estas alturas de la película otros se reirían de chistes estúpidos e incluso podría darse el caso de que acabaran escupiéndose cebolla y champiñones que saben a jamón, pero nosotros somos gente de bien y sabemos beber con bastante elegancia. 

Damos por finalizado el período de cañas y tapas y nos vamos al Clandestino, que está vacío pero no nos importa porque tenemos toda la tontería en el cuerpo. Damos todo lo que se puede dar (momento borroso) y nos vamos a “casa” a dormirla. 

El sábado amanece con muuuuucha calma. Aparte de un colega con gorra de High School Musical que porta un organillo y canta canciones propias de que una cabra se las baile encima de una escalera, los segovianos se desperezan poco a poco y nosotros somos mucho de empatizar. El Niño de los Recaos se porta y nos sube el desayuno, que se alarga hasta que se hace la hora de comer. Optamos por turistear un poco (veáse hacerse unas fotitos delante del Acueducto), comer en el telepi y volver a la casilla de salida en las escaleritas del espectáculo. Al café le siguen las cremitas de orujo amenizadas con una pelea de un nivel dialéctico muy elevado entre mendigos por el codiciado sitio de pedir a la puerta de la Iglesia. Tras la función, el paso por el súper, la puesta de largo (o de semilargo porque el anfitrión ha jugado a la bipolaridad exprés a la hora de aconsejarnos modelito de noche) y picoteo a modo de cena en “El Sitio”. A Segovia hemos venido no sólo a jugar, sino a apostar y a firmar miles de contratos (lo que tiene salir con un abogado…) por lo que hacemos una quiniela de los temas verbeneros que sonarán a ver quién acierta más. Esto parece un detalle sin importancia, pero más adelante entenderéis que tiene su aquel. 

Nuestras apuestas
Casi a medianoche ponemos rumbo a la Granja a darlo todo, pero la verbena se hace esperar hasta casi las 2. Pasamos el rato a base de rebujito y un poco de fresquete, con grandes esperanzas en entrar en calor a ritmo de Mayonesa. Pero la verbena empieza y ay, amigos. 

Becarios que pueden costear verbenacas
Su nombre “NB” (de Nueva Banda) hace las delicias del Niño, que se dedica a difundir que esta verbena corre de su cargo por coincidir con sus iniciales, pero lo cierto es que le habría hecho más justicia llamarse “NAV” (Nadie Al Volante). Como empieza tarde la parte de los pasodobles y el Chacachá del Tren se los saltan, lo que así de primeras ya ofende, pero si además es sustituida por temas de reggeaton la indignación aumenta. Ponle entonces que aparece algo echando llamas que anuncian como “Toro de Fuego”: echa a correr, duda de si realmente es un animal, escóndete debajo de un escenario en plan túnel clandestino en una Guerra Civil, escapa de una muerte por aplastamiento casi asegurada, súbete al escenario con ayuda porque tienes el codo jodido y cuando por fin aquel bicho desaparece, baja de un salto que no sólo esté a punto de terminar con tus dientes sino también con los de una señora que pasaba por allí. 

Momento pánico a ritmo de perreo
Esto sólo se soluciona con un Paquito el Chocolatero, pero no llega. Las que hemos apostado por los clásicos vemos la derrota muy cerca mientras otros van sumando puntitos y empieza a oler a tongo de la tierra. La verbena nos da una de cal y otra de arena, un Follow the leader (minipunto para la menda) y un Te pintaron pajaritos en el aire. Un Polvorete y un Tiburón versión Pitbull, por supuesto- (minipunto para el Mentiroso de Llanes). No hay bloques ni canciones que inciten a bailar de una manera que no sea de guarrilla. El descanso llega con la canción-bucle Soldadito Marinero. Minipunto y punto para el de los Recaos, que ya había conseguido su doble check. 

Vasos acordes al tamaño de cada uno
La bajona no perdona, y el frío menos. La orquesta nos está decepcionando un poco, pero nos empeñamos en darlo todo, así que para la segunda parte ganamos posiciones y nos entregamos al bloque rockero (gnor) de la noche, que sí parece ser respetado a pesar de que los cantantes no saben cantar otra cosa que no sea reggeaton y se permiten repetir Ei chipirón habiéndose dejado en el tintero temazos como la Macarena. No sabemos muy bien qué les pasa por la cabeza a la hora de presentar las canciones y nos quedamos picuetos cuando anuncian un momento romántico para introducir Jesucristo García. Quizá no entendimos su humor. 

Se acerca el final de la verbena. El Niño de los Recaos va ganando la apuesta, el Mentiroso de Llanes se encuentra en un merecido segundo puesto, yo tengo el puntito de la consolación y la Ye Ye se ve pasando debajo del futbolín, pero NAV decide cerrar con Fiesta Pagana (minipunto para ella in extremis) y nos permite una retirada digna. 

El domingo es para hacer el perro hasta bien entrada la tarde, comer algo, recoger las cosas, despedirnos de la oficina del becario y poner rumbo a nuestros respectivos hogares. La primera parada es la estación de autobuses, donde el Mentiroso de Llanes compra su billete con media hora de antelación y nos ofrece la posibilidad de tomar un café hasta su hora de partida. La cafetería está en la misma estación y a menos cinco (por su reloj) ya se estresa, así que saldamos las deudas y le acompañamos a la dársena donde vemos cómo su bus sale por la puerta. Risas y cara de panete a partes iguales. Aparece otro autobús y la esperanza vuelve a brillar en sus ojos, pero es una falsa alarma, por lo que la cara de panete se multiplica por mil y las risas también. Luego ya llegó la empatía y la comprensión, pero lo primero es lo primero. 

Como no hay más buses a Pucela, nos despedimos del Niño de los Recaos y variamos nuestra ruta de vuelta por la baratísima nacional para dejar a nuestro colega el espabilao en su particular tierra hostil y llegar a la nuestra bien entrada la noche con cansancio que huele a verbena de la buena. 

El año que viene repetimos. 

 Así es María.

martes, 20 de agosto de 2013

Las verbenas de mis amigos son mis verbenas.



Baila que ritmo te sobra... 

 No es ninguna novedad que en estas fechas crecen las verbenas rurales como setas, así que cuando surge la oportunidad de ver a unas auténticas estrellas del rock verbenero en un pueblo-barrio muy cercano a nuestra ciudad, no hay que pensárselo dos veces y tirarse en plancha en busca del pasodoble y el ambiente festivo, que siempre da mucha vidilla. Así que, así de contentas, nos fuimos a las fiestas de Carbajosa de la Sagrada. Yihaaa!!!!!!!!

Lore, Lore - Macu, Macu.
Todo comenzó cuando nos subimos en un autobús donde chocamos de golpe con todo el subidón de la muchachada en peregrinación verbenísitica. Qué cosas, oye, descubrimos que igual no íbamos tan preparadas. En la parte de atrás de nuestro partybus, donde se sientan los malotes, ya estaban a tope con los cánticos, las palmitas, los lololós, los obíobás y el kit botella-refresquito-hielo del que ya hemos hablado alguna vez. Antes de plantearnos demasiado en serio si estamos mayores o muy despistadas, nos vinimos arriba también y en cuanto pusimos un pie en Carbajosa  ya estábamos dispuestas a ir a por los líquidos y las juergas.

Primer contacto: observar las variopintas atracciones llenas de color y luz, los banderiiinees, oooooh los banderiiiiiiinees. Está claro: o estamos en un pueblo en fiestas o dentro de un ovni en el que hay un concierto de Pitbull. Seguimos hacia lo que huele a carne asada y hacemos una paradita para llenarnos los buches con unas cañas y unos pinchos de feria. Esto empieza light, parece, ¿no? Pues habrá que arreglarlo pidiéndole al señor un chupito de Jim Beam, al que además, nos invita. ¡Ole!


Después de unas cuantas cañas más, acabar de reunir a todo el equipo de la verbena y admirar como chinas delante de la Torre Eiffel el único coche rosa de Salamanca y su familia interior, (aquí sufrimos el primer pánico de un extranjero en pueblo ajeno, ese “¿y si nos pegan?”); nos dirigimos hacia una ya empezada verbena dispuestas a no dejar los pies ni el esternón quietos ni un segundo. Y es que una orquesta que lanza así nada más empezar un Proud Mary (que oímos en la lejanía, todo sea dicho) solo puede mejorar una vez estemos en el meollo.

A tope con la orquesta.
Así que, una vez escogimos nuestro lugar entre botellones en rotonda, cochecitos de bebés acunados por las danzas kuduros, gente con indumentarias flúor y poco pelo en las cejas, y no demasiado cerca para no ser aplastadas por las fans, empezamos a mover el esqueleto. Primero tímidamente, claro. Pero llega Shakira y la Mayonesa y hay que darse al baile fuerte, aconsejadas por la visión de las coreografías orquesteras llenas de ritmo y pasión (y brillibrilli). También le llega la hora al rock ‘n roll, y a esos solos de guitarra tan esperados que no podrían tocarse igual sin una pinza fosforita en el pelo. 

Una de las atrevidas verbeneras.
 Todo esto, aderezado esporádicamente con chupitos de vodka caramelizado - chocolate para unas, Malibú y Jameson para otras. El vodkazúcar era una cosa buenérrima que ponían en nuestro bar favorito del pis, en el que, por supuesto, también hicimos buenas migas con los autóctonos. Ellos sí que sabían, licores personalizados según la ocasión. 

Desenfocando a dúo.
 He de confesar que a partir de aquí hay una nebulosa de coloritos, risas y cucarachas emborrachadas con cerveza, lo que quiere decir que: o bien realmente acabé en el ovni con Pitbull y estaba empezando a despertar de la anestesia después de que los extraterrestres me sacaran algún órgano, o bien era hora de recogerse por nuestro propio pie (ojo, que hubo atrevidas que quisieron que esto fuera literal). Lo que sí que sé es que cerramos la plaza del pueblo (¿esto se puede decir cuando acaba la verbena y te echan?), nos despedimos de los artistas y de los lugareños con una meada en la calle y cogimos un taxi de vuelta. 


Fase azul.
 Y eso es todo amiguitos, después de hacer amigos everywhere solo nos quedaba el taxista, pero no pudo ser. Y hasta ahí puedo leer. ¡Nos vemos pronto, corazones de la verbena!

                                                                                                ...acércate un poquito, Salomé*

miércoles, 7 de agosto de 2013

We Are Chounders!

La comodidad no está reñida con el estilo.
Se te nota en la mirada...

¿Que el Arenal Sound se ha convertido en un festival de ciclados y críos? Puede ser. 
¿Qué es la primera batalla perdida de los Hipsters contra los ‘Tetes’ y los ‘Nanos’? También.
¿Qué nos juramos cada año no volver y ya van tres ediciones? Más verdad todavía.

Pero es que uno llega a Burriana y se le cae la lagrimita. Empieza a ver esas manadas de gente, esas duchas frías, ese no se qué-que-qué-se-yo que entre puestos de comida basura y bikinis fluor con flecos causan impresión.

El calvo on fire y su prima petándolo. Delafé is on fire.
El plan del primer día parecía claro: descansar para poder petarlo fuerte al día siguiente, ya que la segunda prefiesta Arenal (excusa para conocer terreno ya conocido de sobra) no pintaba motivante. Por delante estaban Delafé, Lori Meyers (convencer a chounders de que el que tocaba era Lori Money pasará a la historia), La Pegatina, We are Standard y Steve Aoki. Total, mañana tranquila seguida de un ciclo sano de cervezas a mansalva en la playa que nos hicieron ir a Delafé con el moco en todo lo alto (gritando “Falafel Señora” en todas las canciones) y tirando sombreros al calvo de Oscar D’Anello, que nos pareció a nosotros bien. El concierto podría estar en el TOP 3 del festival, dando caña y haciendo que el público salte, que ya es más de lo que pueden decir muchos. Los siguientes eran Lori Money-Meyers y seguíamos pedo (pero para cantar bien emborracharme, ojo). Seguía siendo de día y la cerveza no quería salir, por lo que hubo que darlo todo en un concierto enorme que contó con nuestra musa eterna del cortavenismo universal como es Anni B Sweet. Temazo tras temazo tocó echar el ancla y volver a cenar un poco a base de puestos Thai (con errores de cálculo y manjares-puta-mierda incluidos). La cena incluyó remesa de alcoholes, que nos hicieron ir a Editors a “escuchar” y a La Pegatina a fallecer, momento que merece explicación:

No se puede meter por segundo año a La Pegatina en el escenario puta-mierda, porque aunque sean el grupo gnor por excelencia lo petan. Un cero a la organización, de manual.

La Pegatina y sus sudores confirmaron que es un grupo consolidado, lejos de lo del año pasado, donde solo tuvieron al público al cantar la del hijo en el after hour, que ni es de las mejores, como suele ocurrir.

Como no podía ser de otra forma, comenzaron las bombazas de humo, algunas más coitales que otras. El postre del día estaba esperando en el escenario grande: Steve Aoki, el del Madrid Arena prometía mucho pero se quedó en un bluf como tu cabeza de grande. Que sí, que es gracioso tirar tartitas al público y a ti mismo, ojo, pero a ver, que en una sesión techno no pares de rajar, y en inglés… pues eso, que mucho mito el tio pero que a nosotros no nos moló. Serían las cerves.

Tocaba pues ir a la cama y el resto de conciertos a los que fuimos se resumen en lo siguiente:

La camiseta de Ronaldinho de 2006 es un MUST
  • Manel: increíbles. Estaba muy presente la duda sobre si harían un concierto cortavenil al uso o lo petarían. Lo petaron. Y en catalá. Amb dos cuyons.
  • Ivan Ferreiro: como Manel pero al revés. Va sobrado y te casca el mismo concierto que dio en tu ciudad dentro de un teatro. Muerte. Error. Pero claro, luego se marca un Turnedo, un Equilibrio es imposible y un años 80 y lo arregla y piensas que hasta el concierto ha estado bien. Pero no. Tres canciones no salvan una hora soporífera solo apta para muy fans. Menéate un poco coño.
  • Eme Dj: solo al llegar hasta el escenario supe que era Dj Marta reconvertida. Ojo, ni tan mal, una sesión muy maja en la que darlo todo sin ir drogopropulsado, que es de agradecer. Mi aprobación.
  • Zombie Kids: llegar al mismo sitio un año después y poner la cassete de la edición anterior no tiene merito. Para los que no les vieran en 2012 molaría, para los demás fue más de lo vivido. No lo levantó ni el negrico. A cascarla. También moló si ibas drogopropulsado, que no era el caso en ese momento.
  • The Kooks: aparte de llamarles durante todo el día “Los pollas”, el concierto estuvo bien. Supieron mover al gentío incluso a los que nunca les habían escuchado. Recomendable.
  • Kakkamaddafakka: el jodido MUST del Arenal. El descubrimiento de otros años que siguen molando fuerte. Indescriptible, mejor ir a verles. Mucha rave de la güena. Y cuando hablan en inglés te descojonas, que también tiene su flow.

Fuimos a más conciertos pero o no me acuerdo o no merecen mención.

MUSTS del Arenal Sound 2013:

¿Crisis del periodismo DÓNDE?
  • No volver. Es la promesa de cada año incumplida, pero apunta a que tocará cambiar de festival.
  • Esto está lleno de chiquillos. Es así. Y si son de tu edad se meten ciclos sanos para llegar al verano marcando. Mal. La droga mu mala. Y aviso para los chiquillos: nosotros antes de beber cerveza también estábamos definidos, que eso lo da la madre naturaleza, copón.
  • Las chiquillas. Lo raro es ver a un/una hipster. Triunfan las del levante español (nano-tete), las de Murcia (ten cojones a entender lo que te dicen entre acho pijo weba), las andaluzas (que es jugársela) y las de Madrid (que no hace falta explicación). Todas con sus bikinis fluor, sus camisetas de Ramones rotas, su fluor in da street y su “qué frías están las duchas”. Ya se cómo me dices. 
  • Neolengua: desde nuestra primera edición del Arenal confraternizamos con una cuadrilla de malagueños con similar tara a la nuestra, lo que ha fortalecido una amistad a lo largo de estos años. Cierto, hablamos la misma lengua, nos entienden y les entendemos sin subtítulos, pero para ciertos momentos es mejor crear una neolengua, basada principalmente en onomatopeyas, que ayuden a la comunicación en momentos de bajura. Entre las normas de la neolengua se encuentran:
    • Crear la vocal del latín AE: véase, como ejemplo, en vez de “calor”, “calaer” (pronunciado como la AE latina, para los de ciencias es como decir “e” con la boca más abierta”.
    • Expresar descontento, emoción o excitación con un simple “maeemeee”.
    • Fórmula revolucionaria: Sustantivo + en + Circunstancial de Lugar. Ejemplo: Vino en boca, dinero en mano, cuerpo en playa, comida en boca. Útil para expresar qué se quiere con el mínimo esfuerzo.

  • Estar en la mierda: un momento habitual de cualquier festival. Levantarse de resaca, en medio de un secarral, con la boca seca y aún vestido es sinónimo de batacazo. De ahí que sea necesario tirar de neolengua para comunicar las cosas básicas.
  • Crear un grupo: uno que se llame Los Parcela, que toquen en el próximo Arenal y su tema principal sea “Paseo Celular”. Todo esto fruto del calentamiento en cabeza.
  • Pensar en cosas que lo petarían:
  • Destrucción post-Arenal. El rescate fue duro.
    • Arenal Senior: festival para gente mayor, en el mismo lugar, pero con Julito Iglesias, Raphael, Francisco, Mocedades… y con los míticos Siempre Así (¿había algún componente que no estuviera gordo?). Habría barra Arenal de Sol y Sombra, mercado de Juanolas y contrabando de Varón Dandy.
    • Arenal Childs: ¿Quién dijo que no puedes llevar a tus hijos al Arenal?
    • El antiArenal o Verbenarenal: evento paralelo en el que tocarían Andy y Lucas, Fran Perea, Carlos Baute, Chayanne y demás creadores de T de Temazo. Iríamos fijo.

Como conclusión decir que solo volveremos si el cartel del quinto aniversario está a la altura. O si la entrada es barata en noviembre, que luego se vende fácil.

Te ha acompañado la suerte...

viernes, 2 de agosto de 2013

Tomo para no enamorarme, me enamoro para no tomar...



Baila que ritmo te sobra…

¡Hola corazones de la verbena! Soy Salomé la de Chayanne, una de las nuevas becarias de esta nuestra redacción en la que, qué dolor, qué dolor, me explotan explotan me explo unas chicas muy majas apodadas Las Verbeneras. Así que por eso hermano proletario con orgullo yo te canto esta canción y te digo que yo quiero bailar toda la noche y ser el boom boom boom de vuestros corazones contentos, y sotto questa luna piena comienzo con un post sobre los líquidos a ingerir de verbeneo.

¿Quieres saber qué tipo de verbenero eres según lo que tomas? Pues he aquí la guía definitiva del chispi perfecto, así que ¡a coger la coctelera y tener llenita la nevera de lo que a cada uno más le fluya!

1. ¿Eres de cerveza o de calimocho? En cualquiera de los dos casos, el principio de tu verbena es parecido. Si tienes menos de 25 años probablemente le des más al calimocho, que como todos sabemos una vez pasada esta barrera es una bebida mataestómagosquetecagas, a no ser que te la hagas con vinos de más de 3 euros y no le eches Pitusa cola, sino Cocacola de la de verdad. Y así la podrás convertir hasta en un cóctel de moda y todo. Ambos verbeneros, los cerveceros y calimocheros, empiezan así como de tranqui, como que no quiere la cosa, y a ver dónde les lleva la noche. “Unas cañitas para empezar” y de repente llevas cienes y cienes y estás en una chispa floti floti muy maja.  En este caso, admítelo, eres un Verbenero del Fluir. Si escribes kalimotxo, igual acabas en un pogo infinito para el que te encantará que suene:                           
                                                 

2. La botella de plástico con loqueseaquehaya. ¿Tienes 15 años? ¿no? ¡Entonces estás de festival, amiguito! Esta botella suele contener un combinado de esos que se llevan pal camino, normalmente consta de una bebida fuerte fuerte de marca indefinida y refresquito para maridar. Puedes odiar la ginebra, pero si va mezclada con Fanta Fresa en una botella de plástico acabarás amorrándote a ella como si no hubiera un mañana. Este tipo de verbenero se caracteriza por no tener ningún miramiento a la hora de mezclar, y se conoce como el Verbenero Mañana Moriré o el Verbenero Quinceañero. Lo sudarás todo con: 


3. ¿Empiezas ya la noche a gin tonics? Tú eres la madre de la reina de Inglaterra, o alguien que va de interesante, ¿no? Tómate unas cañas antes, que por mucho que sea digestivo, con cuatro ya estás diciendo tonterías, y la verbena es muy larga. Y deja de estar apoyado en la barra, que hay que bailar. Tú eres ( tú, sí, tú) el Verbenero Interesante. Agarra bien tu copa de balón, que vamos a la pista:


4. Cócteles ricos. Sí, las verbeneras estaríamos todo el día bebiendo cosas así. Nos priva un mojito, una margarita (lo que más a la que suscribe), un loquesea pero que sea rosa, o un Coco Loco bajo una palmera. Además, con unos sanos Bloody Marys se puede enganchar a las verbeneras vegetas que estén en duda sobre si volverse abstemias. No es porque nos sintamos identificadas, pero si bebes esto eres del tipo Verbenero Feliz. Da igual lo que escuches en los bares, todo será así (00:30):


5. Chupitos de colores. Entre los cócteles ricos y los chupitos de colores hay una barrera muy fina. No la crucéis. Nunca. Pueden miraros con ojitos desde sus vasos, diciendo miiira soy rojo verde amarillooo, soy guapo y no se me juntan los coloritoooos… No escuchéis. Esto solo significa la muerte, y de manera muy tonta además. Y si no habéis fenecido ya en la noche de la verbena, lo haréis al día siguiente, notando cada milímetro del estómago llorar. Está claro que si bebes esto habitualmente, eres el Verbenero Estómago de Acero. Sí, casi como un superhéroe. Te encantará oír esto en tu subidón de azúcar:


 6. Bourbon. ¿Eres de los que intercala uñitas de bourbon con su otra bebida habitual? Eres de los míos, baby. Hay quien odia esta bebida de Kentucky, y hay quien la ama. No hay término medio. Pero si te gusta caminar por Bourbon Street, si te encanta sentir el subidón agradable que te da cada vasito de este líquido, si enseñas tu brazo con orgullo porque después de tragarlo no tienes la piel de gallina, te llamaremos el Verbenero Cowboy. Yihaaaaaaa!! Te vendrás arribísima con:


P.D: Aquí también entraría ese whisky con canela que vino desde allende los mares y algunas verbeneras tuvimos el placer de degustar. Cosa más rica, oiga.

7. Jagermeister. Qué tiene este reno que nos vuelve locas. Su imagen, el comando Jager, los condones negros, su hermanamiento con el rock ´n roll… Ay, qué bonito todo. Pero ojo, que una vez que tomes el primero ya sabes que tu noche dará un giro. Puede ser bonito (lo será casi seguro), o puede que no sepas cómo llegaste a casa abrazado de ese pingüino que solo habla esperanto y por qué has dormido con un casco de obrero puesto. Al día siguiente tu cabeza y tu water se acordarán de cada chupito que te bebiste. Está claro, eres el Verbenero Corbata en la Cabeza, también conocido como Berrea’s King / Queen. A mover la melena:  


8. Appletini. El AHORA. Y  hasta ahí puedo leer. Eres el Verbenero Valiente. Esto te gustará, aunque los caminos del appletini son inexcrutables:



                                                                                        …acércate un poquito, Salomé*
 

No olvides que...


Todo esto es tan teenager..


Siempre con el corazón contento