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lunes, 29 de julio de 2013

Can-tim-palos!

Se te nota en la mirada…

Además de ser la cuna del chorizo mundial (del de comer, ojo), Cantimpalos es un punto clave en el calendario verbenero, un jodido MUST donde lo más granado de la juventud segoviana se da cita para darlo todo. Como suele ocurrir, el joven que acude a la fiesta se pone en modo “no es mi pueblo, no es mi problema” y da rienda suelta a sus mejores dotes en el noble arte de la rave.

Para empezar, los verbeneros se sitúan por los alrededores del epicentro verbenero: la Plaza del Pueblo. Con una estrategia que ni el desembarco de Normandía, empiezan a darle al pimple a base de alcoholes de nombre exótico (que no falte el vodka Kolroff o la ginebra Stewards, como grandes ejemplos de la variedad marca Eroski) con la intención de abordar la verbena cuando la munición ya se haya agotado, en clara contraposición a cualquier ejército del mundo.

La gitana acumula cabreo ante la llegada del clan mameras
No obstante, los hay amantes de la tradición (como es el caso), que no dudan en pasarse por el tiramonos (puesto de feria) a probar suerte y nivel de borrachera, consiguiendo premios tan prescindibles en la vida real como necesarios en la verbena. Que si una cachiporra, que si una botellita de sidra El Gaitero, que si una bandera de Fernando Alonso… El caso es sacar renta de lo invertido, aparte de llevarse el cabreo del feriante, que ese está asegurado.

Pertrechados con dos botellas de sidra, los verbeneros se integraron en la verbena, bailando de forma obsesiva cada T de Temazo que se cascaba ésta. En este caso, un bareto con barra en la calle abastecía a la chavalería, que si bien antes se conformaba con ginebras y rones de tres con treinta la botella, ahora se vuelve de morro fino, desmarcándose con un “ponme un Bombay limón” o el “arehucas cola”, cuando está el paladar como para catar.

Fruto del nivel etílico empiezan a darse los primeros cruces con las jóvenes del lugar, cuyo resultado se divide en visitas a la era (muy de verbena) o rechazos que invitan a seguir dándole al copeo.

En este punto de la verbena, el que escribe vio necesario echarse la botella de sidra por la cabeza, hecho que fue aplaudido por los presentes e imitado por los más aventureros.
Verbenaaaaaaaaaarrrrr

No hay buena verbena sin los “OoooOootraaaAaa OooooTraaaAAA”, clave para empezar a escuchar los temazos que la orquesta se guarda de forma premeditada. Que no nos falte un chiquilla, un ven quiero oir tu voz, o un entre dos tierras, que siempre vienen bien.

Ese momento en el que ya clarea es el ideal para abordar tanto a las que van quedando (el Outlet más rural) o directamente comerse un choripán, la versión de tierra adentro del bollo preñao, muy de aquí y que mitiga de alguna forma el irse con el casillero a cero.

Pero como en todo, y aunque joda, llega un momento en el que toca bajar el telón e irse en retirada de la forma más digna posible. En este caso (y ya van…) la dignidad no era opción y el autostop en la llanura castellana se convirtió en el MUST. Una Mercedes Vito recogió los restos de los verbeneros, sin coste adicional, por lo que al de la sidra le pareció bien regalar a los presentes una versión sentimental a la par que lamentable de la conocida canción infantil “Amigo Felix”, coreada por los mamaos que le acompañaban pero no por la tripulación de abordo, que decidió que Zamarramala era fin de trayecto para la cuadrilla.

Volveeeeeeeeerrrrrr
Unas bonitas vistas de la ciudad de Segovia, una caraja importante y los pantalones negros supusieron el fin de una aventura que dejó el mejor sabor de la verbena y la promesa de que si vuelven a Cantimpalos, volverían a hacer lo mismo. Hay que ser fiel a uno mismo.


Te ha acompañado la suerte…

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No olvides que...


Todo esto es tan teenager..


Siempre con el corazón contento